martes, 8 de abril de 2014

Adiós a mi Cebollero

La ciudad de Bogotá se prepara para la melancólica despedida de uno de sus habitantes más viejos, y a la vez mas boleta. Con más luces que un pesebre, más colores que la ropa de Manuel Teodoro, y más viejo que Víctor Renán Barco, se pensiona un destartalado ciudadano, que ha sido testigo de cómo se ha devaluado el peso Colombiano.

Señoras y señores, hoy, al mejor estilo de Los Amerindios, le rendimos un cálido y analítico homenaje, a él, al trompa roja, al inseguro, al de ¿me lleva por mil?, al de ¿Me abre por atrás?, al de  ¿Baja por la caracas?

Hoy le rendimos homenaje a

El Bus Cebollero

El más barato de los transportes públicos (y por ende el más puerco), está próximo a desaparecer por completo de las calles Bogotanas.

Ese batuquiante vehículo del cual hablaban la popular agrupación “Los Amerindios” en su popularísima canción, se despide de la vida de los colombianos, poniendo fin a una era, conocida como “la era del madrazo”.

Pero ¿Qué tan importante fue el bus Cebollero en la historia de la ciudad? ¡Bastante!

He aquí varias cosas que aprendimos del Cebollero, y que harán que lo recordemos per secula saeculorum:

Canción de cuna:

Gracias al Bus Cebollero, aprendimos porque las mamas y todos los familiares, zarandean a los niños para dormirlos. Pareciera que batuquiar a un bebe como si fuera un Yogurt o un Kumis, no le provocaría sueño; pero muchos hemos comprobado, que las zarandeadas que nos daba el centenario chasis del Cebollero, provoca el sueño más reparador, en los trancones de las horas pico. Ya no se verán más esos parroquianos con el cachete maguyado  y pegado a la ventana, y la Jeta abierta contra el vidrio.

Diferido:

El Bus Cebollero nos enseñó que la tardanza en la emisión de un sonido, no es propiamente un problema de las transmisiones de radio y televisión o de las aplicaciones de Smartphone. Los problemas del diferido o tardanza en la recepción de un impulso sonoro, también suelen pasar en el largo tramo entre el timbre y el conductor del bus, quien recibía la orden de detener el bus, varias cuadras más tarde.

Debido a su desaparición, jamás escucharemos frases tan fraternales, tan cálidas y tan amistosas como la típica:

-¿Y es que me va a llevar hasta la casa de su madre?


Buses con identidad:

Ya conociendo los nuevos vehículos de transporte público, notamos que en comparación con nuestros cebolleros, estos carecen de identidad. Todos los nuevos servicios de transporte público son idénticos entre sí, y no pueden diferenciarse uno de otro.

En cambio nuestros cebolleros tenían una identidad propia, que los diferenciaba uno de otro. Era fácil encontrar un cebollero que se llamara “Lady Mayerly`s” que se pudiera diferenciar de otro que se llamaba “Yonatan Brayan” y que cubría la misma ruta.

Bautizar un Cebollero con el nombre de la hija, el ahijado, el sobrino u hermana chiquita, era una tradición busesistica… boleta, si… pero igual, ya está próxima a desaparecer, Dios quiera suceda igual con aquellas combinaciones de nombres.

Frases Cebollelebres:

Con la desaparición de nuestro amado Cebollero de mil (¿A cómo? A mil), pronto iremos olvidando frases y palabras que estaban en el diario acontecer de todos los usuarios, tales como:

·         Blue Bird
·         Todo niño paga
·         Siga por el pasillo, y cuide su bolsillo
·         Si sigue timbrando, lo sigo llevando
·         Estiven Daniel & Yormary Paola foreber
·         Forros Gamín

Buscando la antitetánica:

Mucho uso y poco aseo desde 1930, el Cebollero era reconocido como el sitio perfecto para contraer infecciones dérmicas, forúnculos, prurito y demás cochinadas.

Después de 15 minutos de haber cogido con las manos el tubo para sostenerse dentro del bus, la gente que te veía las manos te preguntaba:

-Uy hermano… ¿Te toco cambiar una llanta?

Además, siendo los usuarios no muy higiénicos que digamos, el Cebollero también era el lugar indicado para contraer gripa, conjuntivitis, pulgas, y un extraño Maní de dulce, empacado no con mucha salubridad que digamos.

Promesas rotas:
Las promesas rotas no solo ocurren en escenarios románticos. Las promesas que no se cumplen, son aquellas como:

-Siga, siga… ahorita le doy las vueltas

Caso que no ocurría jamás, y ese ahorita nunca llegaba. Y de presentarse ese momento de recibir su cambio, usted recibía las vueltas de su billete de diez mil pesos, en monedas de cien. Por eso era fácil reconocer quien había montado en Cebollero… ya que cuando alguien caminaba y parecía una culebra cascabel, o una pandereta humana, era debido a las típicas vueltas de bus Cebollero, que parecían salidas del tesoro de un pirata

Rápido y furioso:

No solamente Tocancipá tiene las mejores carreras de automóviles. La próximamente antigua “Guerra del Centavo” hacia que su retorno del trabajo o estudio a casa, se convirtiera en el deporte de riesgo más emocionante.

Si sumercé tenía bastante adrenalina como para desperdiciar un poquito, podía subir a esta atracción mecánica que a las 5 o 6 de la tarde, competía con el otro Cebollero de la misma ruta, para ver quién se quedaba con los usuarios de los paraderos.

No era necesario ir a parques de diversiones para experimentar vértigo y pánico. Solamente había que esperar las horas pico, para ver estas estresantes carreras de Cebolleros, que hacían que las carreras de Nascar parecieran una bobada.

Así que para despedir al querido y añejo bus Cebollero, hemos querido rendirle un homenaje de despedida (con este merengue sentimental), y para este homenaje le pedimos al queridísimo cantautor Piero que es Colombiano y a la vez Argentino e Italiano, que le compusiera una canción al pensionado Cebollero.

Así que con la ternura y sentimiento del querido cantautor Piero, los dejamos con una emotiva canción, para alguien que nació con el siglo, de Tranvía y vino tinto.

 
MI CEBOLLERO

Es un buen Bus Mi Cebollero
Que anda lleno y tambaleando
Tiene torcidas las llantas
De tanto venir andando

Yo lo espero desde lejos
Veo que no le cabe un tinto
Y es que nació con el siglo
Corriéndole la butaca al tranvía

Viejo mi bus Cebollero
Que a las 6 camina lento
Y me hace perder el tiempo
Yo soy tu usuario mi cebollero, yo…
Soy quien se corre pa`l centro

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