Todo el mundo evoca la niñez y la adolescencia con nostalgia y melancolía, repitiendo proverbios populares famosísimos y trilladisimos como “Juventud divino tesoro” o como “Todo tiempo pasado fue mejor” o fraces como “La mejor época de la vida” y otras. Las repetimos tan frecuentemente, que llegamos a creer que es verdad y nos deprimimos.
Pues nada mas lejano a la realidad que aquellas afirmaciones que nos hacen creer que la mejor etapa de la vida era cuando nadie nos hacía caso y no inspirábamos respeto.
El otro día iva caminando y me topé con una escena que fue la que me hiso escribir este articulo recordándole a la gente lo maravilloso que es ser grande. En la puerta de una casa estaban cuatro muérganos como de 16 años con una cara de hincha de equipo capitalino (o sea bien aburridos) y con poses como de cansancio y de no haber dormido bien (Cabe anotar que eran las 4pm).
Comencé a caminar más despacio porque quería escuchar de que hablaban (aunque Carreño se oponga a este tipo de comportamiento) ya que me causo curiosidad los gestos de descontento y desaliento. El que estaba parado en la puerta, quieto y estático les dijo a los otros en un tono somnoliento:
-Que, (pausa larga) ¿Qué hacemos?
Y los otros permanecían inertes y no le contestaron nada. Yo ya no podía caminar más despacio… ya era súper notorio que me estaba haciendo el pendejo para poder escuchar.
Igual me las arregle para estar ahí cinco minutos y ver que contestaban. Pues nadie contesto, y ahí fue cuando recordé como eran de jartas las tardes siendo menor y no pudiendo hacer lo que uno quisiera.
La época tan anhelada y añorada de la juventud era la época donde nos mandaban a comprar cosas cuando había algo en televisión buenísimo, cuando no se podía comer lo que uno quería, cuando la terrible ahuyama y la engañosa espinaca se convertían en el viacrucis de los medios días (engañosa porque los brazos de Popeye no salen por comer espinaca si no por hacer pesas… eso no se le debería ocultar a un pobre criaturo!!!), cuando tocaba ir donde uno no quería, cuando tocaba lavar lo que uno no quería, cuando tocaba hacer lo que uno no quería, cuando no se podía lo que uno si quería y muchas cosas más.
Y Ahí fue donde empecé a ordenar todas las cosas que ponen en claro que la mejor época de la vida no es la juventud desde la niñez hasta los dieciocho. La mejor época es la de después donde se puede hacer lo que no se podía, sin recibir vaciadas o chancletazos.
Esta es la mejor época carambas… podemos hacer lo que se nos antoje y cuando se nos antoje Juepuchicas!
Las escribí desde mi experiencia personal que se es la de muchos de ustedes.
Pongan cuidao y no se distraigan:
Itinerario de un Grande:
- Me levanté tarde ¿Y…?
- No tendí la cama en todo el día… ¿algún problema?
- No me bañe…
- Hoy almorcé heladino con Leche condensada La Lechera ¿Y…?
- Quede con hambre ¿Y qué…? Pa`eso soy grande!!!
- No hago mandados, pido a domicilio…
- Se me perdió un billete en la calle ¿y que? ¡Era mío!
- Ayer almorcé Espinacas ¡Porque se me dio la gana! ¿Y…?
- Me caí en la calle y me raspe una rodilla…
- Me trasnoche viendo televisión ¿Y qué carajos?
- Vi Cartoon network hasta las 2am ¿Y qué?
- Hoy fui por los mandados ¡Pero los compre con mi plata hijuemadre!
- Corrí por la escalera con tijeras…
- Le metí los dedos al enchufe… ¿Y qué…?
- Me electrocute… ¡Pero porque quise, carajo!
- Canto y declamo en las reuniones, ¡Pero porque quiero! No porque me obligan…
- Le pedí el carro prestado a mi mama… no me lo presto, pero igual ¡me fui en taxi porque quise y soy grande y tengo plata, Juepuchicas!
- Hable dos horas por teléfono sin nadie que me regañara por demorarme… (A demás mi abuelita quedo contenta de que llamara a saludarla).
- Ya me puedo subir a Toooodas las atracciones mecánicas del parque (Lastima que me den pánico, ¿Si no? Juepuchicas!!!)
- Me comí el Postre antes que el almuerzo ¿Y qué?
- Me metí a la piscina recién comido ¿Y qué?
- Me dieron calambres… ¿y qué? ¡Son MIS PANTORRILLAS no las suyas!
- Escuche los chistes de la Nena Jiménez que no me dejaban oír ¿Y qué?
- No los entendí ¿Y qué…?
- Se me olvido la tabla del 8 ¿Y qué? Pa`eso soy grande y mi celular tiene calculadora!!!
- Me demore una hora bañándome
- Mastique con la boca abierta
- Me hurgue el ombligo
- Dije una Grosería (Embarrada que me dio por hacerlo en el velorio de un amigo, ¡Que vaina!)
- Veo televisión Cerquita a la pantalla
- Saco el brazo por la ventana del carro y no me he quedado manco
- Comí chocolates por la noche ¿Y qué…?
- Soñé que Adriana Tono volvía a grabar (comer chocolate en la noche si da pesadillas)
- Me puse unas gafas de aumento que no eran mías ¿Y qué? Igual ya me paso la migraña…
Descubrí que ahora podemos hacer lo que queramos, pero también descubrí que todo lo que no nos dejaban hacer, era por nuestro beneficio y para no meternos en problemas (Asi como cuando Jesusiito dijo que no habia que desear la Pelada del projimo y otros chicharrones por el estilo).
Descubrí que la infancia no era tan vacana como la pintan, pero lo más vacano de ser Guambito, es tener una Mama que este pendiente de todo lo que uno ignora, hasta que crece.
Vaya y llame a su mama ola… no sea mugre; dígale que la quiere mucho, que le agradece todo el sufrimiento que tuvo, que le da gracias por haberle embutido las espinacas a la fuerza, y que ahora comprende todos esos sacrificios tan hijuemaizas.
Ahora, si la quiere mucho, dígale que hay un sitio Web llamado La Real Academia de la Jeta y que es buenísimo. Ahora cada vez que su mama se ría, será gracias a uste.
Sea buen hijo, suscriba a su mama a la Real Academia de la Jeta
Y que viva la Adultecensia!!!
Publicado el 15/03/12 en el primer sitio Web
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